“La mejor ley, él más
excelente uso, él más útil que haya visto jamás está en Holanda. Cuando
dos hombres quieren pleitear el uno contra el otro, son obligados a ir ante el
tribunal de los jueces conciliadores, llamados hacedores de paz. Si las partes
llegan con un abogado y un procurador, se hace pronto retirar a estos últimos
como se aparta la leña de un fuego que se quiere extinguir. Los pacificadores
dicen a las partes: sois unos locos por querer gastar vuestro dinero en haceros
mutuamente infelices; nosotros vamos a arreglarnos sin que os cueste nada. Si
el furor por pleitear es sobrado fuerte en esos litigios, se aplaza para otro
día a fin de que el tiempo suavice los síntomas de la enfermedad; en seguida
los jueces les envían a buscar una segunda, una tercera; si su locura es
incurable, se les permite litigar, como se abandona a la amputación de los
cirujanos los miembros gangrenados; entonces la justicia hace su obra”.
Voltaire
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